Despierto con una dolorosa patada en la espalda y una hermosa voz que me dice: - mamà... tengo hambre.- Corre a abrir las cortinas y entra esa luz directo en mi cara diciendo con voz resignada.. "ya es hoy". Veo el calendario en el celular. 1ero de mayo. Otra vez.
Estaba con pesadillas, què bueno despertar, pienso. Siento a lo lejos el reloj de una bomba de tiempo. Hago de prisa los desayunos para ir a correr. Hace tiempo no despertaba a hacer ejercicios. No alcancè a darme cuenta si tenia ganas o no.Sòlo sè que es algo necesario en estado de emergencia. Eso no se piensa. Al terminar, vuelvo a sentir ese tiritar en el ojo que se calma con, obvio, "calamantes". Esto ya no es suficiente, y pongo una dosis intraòtica de Mozart. Respiro profundo. TAmpoco es algo con lo que Mozart pueda lidiar. No puedo aislarme del mundo, pero si acudir a la càpsula almeja.
Digo: - niños, hoy necesito que me hagan caso en todo. Harè lasagna.
Cierro los ojos y cada nota entra y sale acariciandome y enterràndose como pequeñas agujas en mi corazòn. Què maldita exagerada soy. Esto no es nada gracioso. Odio mayo. Hago todo lo posible por olvidarlo. Tengo que concentrarme.
