A veces se puede, y a veces no… La concentración no es algo que pueda forzar y las ganas a penas las puedo actuar. Me es fácil fingir en cosas momentáneas, pero cuando se trata de engañarme a mi misma… nada funciona. No tengo las más mínimas ganas de estudiar. Y la motivación ya se acerca al fondo de la piscina. Ahí donde caen los damascos subversivos, los que quisieron ir contra la corriente, los que crecieron más allá de lo establecido. Ahí, donde muchos han estado, en el fondo. Cuando uno ha viajado hasta allá, todo cambia al volver a la superficie. Como hacen los montañistas, uno deja marcado el camino y te crees seguro amarradito de una cuerda después… cuerda imaginaria… si, tan imaginaria como los amigos que tenias antes de caer y que ni siquiera se acercan luego al pozo a ver si aún estás vivo. Da lo mismo. Pero no es así, aunque lo sea.